Sin embargo no todo salió a la perfección, pues diversos problemas con los motores impidieron que Paula Costas pudiera rodar más rápido de lo deseado sobre el circuito diseñado en el interior, a lo que se unía un firme totalmente deslizante, lo que provocaba que Paula hiciera y deshiciera a su antojo, con un festival de cruzadas, derrapes y trompos que fue celebrado por el numeroso público presente, que prácticamente llenó el recinto ferial, llegando incluso a realizar la ola (como si de un estadio de fútbol se tratara) al paso del kart de la piloto de Vigo.